En el principio fue el nombre. Los nombres de los personajes de ficción
son la semilla de sus posibilidades narrativas. El primer paso que da el
hidalgo Alonso Quijada o Quesada para convertirse en caballero andante
es elegir un nombre, tan vinculado a su origen como el de Lázaro al
suyo, aunque son orígenes prosaicos y por lo tanto burlescos, porque
aluden a lugares de la realidad común y no de la literatura; y a
continuación inventa el nombre de su amada y el de su caballo.
http://cultura.elpais.com/cultura/2014/02/19/actualidad/1392811455_398979.html
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